lunes, 11 de febrero de 2008

Capitulo XV. Del paraíso: Palestina e Israel en un nuevo filme.

Ese chico que se inmola en un autobús en Tel-Aviv no es religioso. No ha preguntado si al final vendrán dos ángeles a recogerle o si Alá estará orgulloso de él. Ese chico lleva el estigma de ser el hijo de un colaborador de colonos, de judíos, de trabajar en un taller de mecánica donde los clientes nunca ven derechos sus parachoques recién reparados y reciben un tratamiento especial cuando tocan fibras sensibles del pasado del mecánico. Ese chico es un poco mayor que Anna y yo, pero no demasiado, y reacciona ante la primera falla de la operación subversiva -en la que él es el centro junto a su mejor amigo- con un miedo que parece dominarlo. Los que vemos desde fuera no entendemos ese terror. Nunca nos han atado bombas en el tórax. Por lo menos a mí no. Anna dice que a ella tampoco. Anna toma jugo de mora mientras me mira de reojo.

Imaginá el miedo que causa, más que la misma bomba que llevás encima, dudar de una decisión que tomáste hace meses ya, es un honor que lo hagás, eso te dicen, pero qué si no buscas honor, si no buscas redención, mejor reventar como igual que vivir como inferior, y te das una vuelta por la ciudad que no volverás a ver con la intención de encontrar la verdad, y pasan las horas y es la verdad quien te encuentra a vos justo antes que los amigos que te buscan y luego, como si no fuera poco, te relevan de la misión, pero no, la decisión está intacta, no falló la fuerza, no falló una fe inexistente, flaqueó el medio, casi te convencen que había otras formas, para mí las hay, para ella también, sí, pero para vos no y lo respeto, así que se toman las medidas que se necesitan, se hacen los preparativos, y cuando ese amigo que amás duda junto a vos lo salvás porque él tiene derecho a la duda, vos no, vos lo metiste en esto, vos lo sacás de esto, no buscas redención, ahora lo tenés más claro que nunca.

Mejor reventar como igual que vivir como inferior.

No hay comentarios: