lunes, 6 de agosto de 2007

Capitulo X. De nuestros héroes y recuerdos de niñez.

Peter Gabriel y su pop de los años 80. Una década llena de asombro por la tecnología que irrumpía de manera desesperada. Tantos ámbitos que cambian, tantos equipos nuevos, los sintes estereofónicos, las consolas gigantes con reducción de ruido, la amenaza de la virtualidad sobre los instrumentos acústicos.

¿Creyeron de verdad que se reemplazarían los músicos por las maquinas? Supongo que alguien lo temió; yo mismo lo temo ahora.

Escucho a Peter y me pregunto hasta donde llegaremos si esto se hizo en el 83. Red Rain retumba en La Calera y pienso que los sintes hicieron lo que debían, que quienquiera que los haya tocando en ese disco ( So ) sabía lo que hacia. Luego vuelvo la cabeza a la ventana. Me siento un poco mejor que ayer, y recuerdo a Anna.

Para cuando los 80 comenzaron Anna ya caminaba y seguramente decía mamá y papá. Yo, mientras, no era siquiera un proyecto a concretar. Posiblemente las diferencias generacionales se noten en tonterías como los yingles y las series animadas que cada uno vio en su niñez. A veces, si te ponés a hablar de más sobre eso, terminás encontrando brechas profundas de otra calidad. Pero acá el caso es el Gato Cósmico y mi total desconocimiento del tema. Salió a flote en una conversación de esas de desnudez y noche con estrellas. Ella recuerda con cariño al Gato… y yo mientras tanto no puedo dejar de pensar en esas diferencias. Centella, Meteoro, Barón Rojo, Súper Ratón y cualquier cantidad de superhéroes más con el mismo patrón de conducta, todos los personajes de la Warner, de Hanna Barbera, de Disney… el mismísimo Conde Pátula con su nana que lo llamaba Patolín y su malvado mayordomo Igor, clamores de niñez que llegan en oleadas de risas a medias por no soltar al otro, por no abandonarlo a la deriva de sus propios miedos. Esa noche no vendría ningún superhéroe a cuidar de nosotros, pero nos cuidaríamos el uno al otro, escondidos en un refugio lejos de las calles a las que temo a estas horas, lejos de la ciudad sin héroes de capa y botas.

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