lunes, 17 de marzo de 2008

Capitulo XIX. De plantas y otras cosas vivas.

Si las cosas pasan, pasan. Si no, no.

Es tan fácil dárselas de racional que uno llega a creer que la vida es así. Punto.

Si llueve las plantas se hidratan. Si no, se secan. Si llueve el humano se enferma. Si no, también, por lo de las plantas. Aquí empiezan los juicios diminutos. El limón es bendito, como dice mi abuela, para una y mil cosas. Yo no lo tolero, tengo gastritis. La leche alimenta y aporta el calcio necesario para evitar la osteoporosis. Yo no la tolero, tengo sensibilidad a la lactosa. El agua es saludable, claro. Yo la odio, no sabe a nada.

Las razones para encontrar en las relaciones vitales con el mundo algo que trascienda son muchas, pero… ¿Qué pasa si simplemente la trama se hace densa a cada segundo? ¿Qué pasa si el nylon se enreda del lado de la vida en cada rama de la orilla, y nos pasamos la vida deshaciendo nudos en vez de prestar atención a la carnada?

Dejamos pasar el pez gordo frente a nuestras narices y no valen las trampas de limón, leche, agua o lluvia.

La sensación que se tiene ante cada imagen femenina que se cruza en tu vida es ¿hago lo correcto dejándola ir? ¿Hago lo correcto reteniéndola? Uno no descansa nunca, y vaya a saber si la estabilidad lo haga descansar. Yo la verdad, prefiero seguir pensando en el limón.

5 comentarios:

Mariana dijo...

Ey, buscando entre blogs, me topé con esto, y me gustó mucho, además justo esta mañana estaba recordadno como me gustaba el limón que ahora poco tolero.
...los remedios que a veces son remedio y aveces no...
Bueno, ya está muy largo este comentario.
Saludos.

Jenn dijo...

¿Y cómo es posible que tampoco funcionen las trampas de dulce?

bosque de pinos dijo...

podrían funcionar, no lo había pensado.

:)

bosque de pinos dijo...

es cierto... aunque parte de todos esos detalles derivan en mil cosas que no deberían. supongo que lo que me interesa de los chispazos de vida son esas cosas que no quedan, las que perecen. uno se siente mejor de saber que eso que vio solo podía suceder en ese lugar a esa hora.

Anónimo dijo...

Te podés atormentar o podés no hacerlo.
Eso depende del humor con el que te levantés.
No sólo vas a pensar en el limón, así lo negués, no sólo vas a pensar en limones.

Un abrazo ingrato a un ingrato que no abraza.